ROSA SIDEREA
La Danza Orbital entre Venus y la Tierra
© Xavier de la Huerga 2023
Venus es el planeta más cercano a la Tierra, no solo en cuanto a distancia, si no en cuanto a similitud de tamaño, hasta tal punto que algunos lo consideran nuestro 'gemelo planetario'. Entre su periodo orbital y el de la Tierra existe una exquisita relación armónica que da lugar a una estructura pentagonal, sugerente de una forma que podríamos llamar Rosa de Corazones; una elegante configuración espacial donde dos símbolos universales de la belleza y el amor aparecen entrelazados.
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La pauta orbital generada por Venus, desde una perspectiva geocéntrica. Ilustración por James Ferguson, aparecida en su libro Astronomy Explained Upon Sir Isaac Newton’s Principles (1756).
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Lo que estamos viendo en las imágenes encima y debajo de estas líneas es el grafismo creado por el ciclo sinódico de Venus desde un punto de vista geocéntrico. Los 5 'bucles' en el centro (marcados en la imagen inferior por puntos de color rosa) describen los momentos de máxima proximidad entre Venus y la Tierra, o conjunciones inferiores. Mientras que los 5 puntos (en verde) donde las líneas tocan el perímetro externo de este mandala floral, representan los momentos de máximo alejamiento, o conjunciones superiores. El tiempo que Venus tarda en completar esta figura es de 8 años, durante los cuales da 13 vueltas alrededor del Sol. Ya hemos visto en la Parte II de esta serie de artículos que los números 5, 8 y 13, son miembros de la Serie Fibonacci, expresión numérica de Phi. |
La pauta orbital de Venus, gráfica generada digitalmente. Conjunciones inferiores marcadas en rosa y superiores en verde (Imagen: A Little Book of Coincidences. Copyright John Martineau 2001) |
Recordemos aquí que las flores emblemáticas de la diosa Venus han sido tradicionalmente el mirto y la rosa, ambas con geometría pentagonal doble al tener 5 pétalos y 5 sépalos (Todas las rosas poseen originalmente 5 pétalos*, y es solo al hibridizar naturalmente o con la creación de variedades cultivadas que los estambres y pistilos mutan, convirtiéndose en pétalos y dando lugar a las populares rosas ornamentales que hoy en día llegan a tener hasta 100 pétalos). *Rosa Sericea es la única excepción, con cuatro pétalos
La rosa es, sin duda, la flor más arquetípica, mística y mítica. Llegando hasta nuestra época envuelta en un aura perfumada por el misterio a través del gnosticismo, el festival romano de Rosalia, los emblemas alquímicos y herméticos, el sufismo, el Santo Rosario, como símbolo de la Orden Rosacruz, en la ciencia heráldica, o en la antigua expresión del latín: "sub-rosa", cuyo significado denota el más alto secreto.
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Flores de Mirto Rosa Canina Rosa Heráldica Rosacruz |
Los miembros de la familia botánica rosaceae, que comprende unas 3.000 especies incluyen, además de las rosas, muchos de los frutos más apreciados por el ser humano: fresa, pera, ciruela, cereza, mora... Pero sólo uno de estos posee un rango equiparable al de la rosa en cuanto a fama, renombre mítico y tambien, por ser emblema consagrado a Venus Afrodita y al principio femenino. Una fruta con un 'árbol genealógico' que se remonta al Génesis bíblico, con una reputación que le otorga el poder de dar la inmortalidad y conocimientos divinos, y cuyas semillas aparecen nucleadas en forma de pentagrama.
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Una manzana seccionada transversalmente revela en su corazón la estrella pentalfa |
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La manzana; fruta predestinada a una alegórica relación con la fuerza gravitatoria, primero precipitando la mítica 'caída' del género humano desde un 'estado de gracia' original en el Paraíso Terrenal. Milenios después, a través de su propia caída sobre la cabeza de Newton, dando lugar a ese "eureka" que instiga el paradigma del Racionalismo Científico, gatillazo de salida para la carrera tecnológica que acaba en la Revolución Industrial, la implacable desacralización de la realidad y el proceso destructivo medioambiental que alcanza su apoteosis en nuestra disfuncional era.
Esta fruta, prohibida a los mortales y procuradora de eterna juventud para los dioses, no solo aparece como elemento central en varias narrativas mitológicas relacionadas con Venus Afrodita (Jardín de las Hespérides, Atalanta y Melanion, Helena de Troya...), también se la encuentra en otros contextos culturales; en romances artúricos y cuentos de hadas, sagas y cosmogonías nórdicas, leyendas celtas, etc. Siempre orbitando alrededor del arquetipo femenino: Kore, Idun, Freya, Sin, Persephone...
La Octava de Venus
Volviendo a la astronomía y a la armoniosa geometría danzada en el espacio por Venus para deleite de la Tierra, vamos a ver que la Rosa de Corazones, también puede ser representada como una serie de diez puntos situados simétricamente en el perímetro de dos círculos concéntricos con referencia a la eclíptica, o banda zodiacal.
Conectando estos diez puntos entre sí, se forman dos pentagramas, como vemos en la imagen bajo estas líneas, aunque esta es solo una aproximación. En realidad, los pentagramas formados por Venus no son perfectamente simétricos, el punto señalado por cada onceava conjunción de Venus no 'cierra' perfectamente el doble pentagrama, si no que da comienzo a una nueva secuencia de diez puntos. Por lo tanto, los pentagramas rotan lentamente alrededor de la eclíptica, a un ritmo de unos dos grados cada ocho años. Algo similar a lo que ocurre en la progresión de la octava musical, cuya última nota es en realidad la primera de la siguiente octava. Continuando con esta analogía musical, el periodo de rotación del doble pentagrama de Venus alrededor de la banda del zodiaco es de 12 siglos y en una octava hay 12 notas (7 tonos y 5 semitonos).
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La doble geometría pentagonal creada por las conjunciones de Venus con respecto a la eclíptica, o banda zodiacal mostrando las próximas conjunciones en Leo, Géminis, Aries, Capricornio y Escorpio. El punto número 1 marca la conjunción inferior del 6 Junio 2012 en Géminis; numero 2 marca la conjunción superior del 28 Marzo 2013 en Aries, etc. |
Los armónicos de Venus con el número 5 no se limitan al pentagrama y la rosa. Ya desde la antigüedad remota, siempre ha estado dedicado a Venus el quinto día de la semana: el Viernes (del latín 'veneres', raíz etimológica de Venus). Además, durante el ciclo de 1.200 años en el que los pentagramas completan una revolución alrededor del zodiaco, se suceden cinco pares de tránsitos solares de Venus.
Octaeteris: Venus, Sol y Luna
Los ciclos de Venus, Sol y Luna se sincronizan (con una discrepancia de un día aprox.) al cabo de un periodo de 8 años, durante el cual transcurren exactamente 99 lunaciones y 5 ciclos sinódicos de Venus. Por ejemplo, el 5 de Noviembre del 2005 el creciente lunar y Venus aparecían conjuntados, justo tras la puesta de sol, en el signo de Sagitario. Ocho años más tarde, la Luna creciente y Venus vuelven a aparecer en intima proximidad en la misma región del cielo y a la misma hora el día 6 de Noviembre del 2013 (es decir, con tan solo un día de diferencia). Esta coincidencia asombrosa entre el año solar, el ciclo de las fases lunares y el ciclo sinódico de Venus, fue aprovechada con fines calendáricos en la antigüedad.
Dentro de este ciclo de 8 años, conocido como el octaeteris en Grecia, la estructura pentagonal doble descrita por Venus en su orbita lleva de forma natural a su división en dos sub-ciclos de 4 años. Es esta bipartición del octaeteris la que determinó la secuencia de las Olimpiadas. Y los atributos arquetípicos de Afrodita, los que determinaron el carácter conciliatorio de concordia y armonía que las Olimpiadas promovían; decretándose treguas, indultos y la suspensión de toda disputa durante las mismas. Hoy día, este ciclo de 4 años, aunque olvidado su origen astro-mitológico, sigue vigente en la celebración de los Juegos Olímpicos y otras competiciones deportivas, así como elecciones, duración de mandatos gubernamentales, etc.
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La Mujer de Vitruvio. © Xavier de la Huerga 2007-2023 |
Resumen e Interpretación
Detengámonos aquí para recapitular y obtener una visión de conjunto.
Una vez retiradas las impurezas que el tiempo y el hombre han adherido al significado original de estos símbolos y arquetipos, empieza a emerger una densa red de correspondencias y reciprocidades. Viene a la mente la metáfora de la Red de Indra; una red que se expande por el universo, de la que cuelgan infinitas joyas - cual telaraña cubierta con gotas de rocío - En la superficie de cada joya única, hay un reflejo de todas las otras joyas, y en el reflejo de este reflejo en cada joya, hay un reflejo de todos los otros reflejos... perpetuamente auto-similar... a través del Cosmos, Venus, el Número Aureo, filotaxis y rosas, manzanas y pentagramas, orbitas planetarias, espirales galácticas... en un autentico nudo sin fin* y sin principio... Microcosmos en el Macrocosmos.
¿Qué significado tiene este fascinante cúmulo de correspondencias y conexiones mutuas? ¿Debemos atribuirlo todo a la casualidad, al azar y la coincidencia? ¿O hay algún otro principio organizativo en el universo, un principio acausal que deberíamos tener en cuenta en nuestras descripciones de la realidad?
Es el momento de presentar un concepto ya constatado hace 3,500 años en los Vedas Hindúes, al que el genial psicólogo y filósofo Karl Jung llamo sincronicidad, re-definiéndolo en términos modernos como: "una coincidencia de sucesos relacionados significativamente entre sí, que sin embargo no poseen una conexión causal". Esta definición puede ser expandida, incluyendo la ocurrencia de sincronicidades no solo en el tiempo, si no en un continuo multidimensional que incluye el espacio astronómico y el geométrico, la materia inerte y la biológica, así como el substrato mítico-arquetípica de la consciencia. Esto es lo que presenciamos cuando observamos en retrospectiva todas estas correlaciones, temas comunes y correspondencias no causales, exploradas en este sucinto artículo en tres partes.
Pero hemos de dejar esta discusión hasta la publicación de Raíces Celestes, donde el desarrollo de estas ideas dentro de un contexto mucho más amplio permitirá entender mejor el alcance de sus implicaciones. Ahí ahondaremos en la relación del principio de sincronicidad con la naturaleza holográfica del universo, y en la función de la consciencia como elemento integral de la ecuación que define la realidad.
Mientras tanto, debemos proseguir con nuestro Viaje al Corazón de Venus. Los latidos ya son audibles...