ASTROGEOMANCIA, GEOMANCIA
Y FENG SHUI
Supervivencia y Universalidad de la Ciencia Prehistórica para la Armonización Espacial
© Xavier de la Huerga 2023
La palabra astrogeomancia es un neologismo formado por tres partículas: astro y geo, obviamente en referencia a los astros y a la tierra; mientras que mancia se ha traducido usualmente como método de adivinación del futuro, pero en el contexto de la astrogeomancia esta partícula tiene otro significado.
Adivinación en el Tiempo - Adivinación en el Espacio
Geomancia es definida como la adivinación del futuro por medio de elementos de naturaleza terrestre, o por líneas o puntos hechos al azar en la tierra. Así que sería fácil interpretar la astrogeomancia como una variante de la geomancia que incluye la astrología o astronomía. Sin embargo, la astrogeomancia no tiene nada que ver con la adivinación del futuro y sí con la recuperación de la memoria de nuestro pasado prehistórico; con la reconstrucción, el estudio y aplicación de los conocimientos utilizados para crear los monumentos megalíticos y con la reactivación del modo de percepción y consciencia que sus artífices poseían; un modo de percepción unificada con el cosmos, que permite al ser humano actuar como agente de la inteligencia evolutiva universal; una modalidad de consciencia a la que la humanidad está volviendo a medida que esta era de materialismo exacerbado y tecnologías deshumanizantes da paso a una comprensión más profunda de la estrecha conexión entre la espiritualidad y la naturaleza.
Un augur de los Dogon (Mali) interpreta los motivos geométricos de una cuadrícula geomántica originada a partir de las huellas dejadas por un zorro. En la cosmovisión de las culturas ancestrales el concepto de “azar” no existe, todo lo que sucede es sagrado. (Imagen: www.earthtreasurevase.org)
Por otra parte, desde mediados del siglo XX el significado de geomancia se ha extendido hasta llegar a abarcar prácticas como la rabdomancia o radiestesia, una forma de “adivinación en el espacio” centrada comúnmente en el subsuelo, o con un enfoque en el cuerpo humano y uso terapéutico. Así mismo, las llamadas líneas ley, senderos dragón (lung mei), o corrientes telúricas y el concepto de una red planetaria formada por estas líneas energéticas invisibles que vendría a constituir un cuerpo espiritual sutil de la Tierra, también se agrupan hoy en día bajo el epíteto de geomántico.
De igual manera, las disciplinas de vaastu shastra y feng shui son frecuentemente definidas como “geomancia hindú” y “geomancia china” respectivamente. Ambas remontan sus orígenes a la prehistoria y comparten con la astrogeomancia varios elementos que son marca distintiva de la metodología megalítica; tales como la fusión de la astronomía, metrología y geometría sagradas junto con el uso multidimensional del número y la integración de las estructuras en el paisaje y la geología circundante.
Angkor Vat es el templo más grande del mundo (162 hectáreas y más de mil edificios) y fué construído según el canon y procedimientos de Vaastu Shastra. El espectacular posicionamiento del sol durante los equinoccios demuestra el principio astrogeomántico de alineamiento, simultáneamente astronómico y espiritual (Imagen:©1999 Santha Faiia. wwwhttps://grahamhancock.com).
Feng Shui y Chi
El feng shui (viento agua) considera la omnipresencia de Chi - energía sutil que afecta al ser humano y puede ser modificada - como punto de partida para el análisis y posterior prescripción de un lugar geográfico o espacio habitable, con el fín de armonizarlo y optimizar su uso para los seres humanos. Sus principios han sido utilizados durante milenios para diseñar, construir y situar todas las capitales de China, templos, recintos sagrados, palacios, tumbas, espacios comunales, campos de cultivo, carreteras, etc. Sus orígenes se funden con los del Taoísmo hace al menos 4.000 años.
El concepto de Chi no es fácilmente explicable para la mente moderna dominada por el hemisferio cerebral izquierdo y sepultada espiritualmente en el paradigma del materialismo científico, desde el cual se le empuja a desconfiar de su intuición. Se habla de Chi principalmente como de una fuerza o energía, sin embargo la metodología original milenaria del feng shui más parece hablarnos de un campo de resonancia mórfica, cuando nos dice que para armonizar y equilibrar Chi la estrategia a seguir es eminentemente astronómica, topográfica y geométrica, y está imbuida por una interpretación basada en arquetipos cosmológicos y numéricos.
(Arriba) Alguien en China hace 2.300 años forjó una cuchara con magnetita y así nació la brújula, que fue unicamente utilizada para la práctica del feng shui hasta el siglo XI. (Debajo) Un ejemplo más tardío de brújula feng shui con siete circulos concéntricos que contienen una profusión de información espacio-temporal, formulas direccionales, astronómicas, astrológicas y filosóficas.
El feng shui busca la orientación a los ciclos del sol, luna y planetas, las estrellas circumpolares, y otras constelaciones en sus movimientos a través del año. En el caso de ciertas modalidades (como la escuela de las estrellas voladoras), también hace uso de la astrología. A esta dimensión celestial y temporal se añade la parte terrenal y espacial con la evaluación del paisaje circundante, las formas y contornos del lugar, sus rasgos topográficos interpretados metafóricamente en términos de diferentes cualidades direccionales de Chi; el dragón azul, el tigre blanco, etc. Tanto los factores terrestres como los astronómicos poseen complejas interrelaciones numerológicas y arquetípicas, esquemáticamente representadas en cosmogramas; descripciones numérico-geométricas del universo que atestiguan el carácter prehistórico del feng shui.
Dos versiones del Luo Shu, o cosmograma del "Mapa del rio". Su engañosa simplicidad esquemática esconde complejas capas de significados en clave metafórica y numerológica.
Conclusión
Tanto en la rabdomancia, como en el vaastu shastra y el feng shui, podemos ver fragmentos de esa percepción unificada característica de las altas culturas de la antigüedad que construyeron asombrosos monumentos megalíticos para armonizar, espiritualizar y embellecer la faz de la Tierra; una cosmovisión holística cercana al animismo en su capacidad de escuchar la silenciosa voz del planeta y de resonar con sus invisibles fuerzas vitales, mientras que al mismo tiempo dota a sus construcciones del rigor científico más exacto para observar patrones astronómicos, computar ciclos calendáricos y crear enormes y precisas geometrías a escala geodésica. La astrogeomancia, por lo tanto, está dirigida a armonizar no solo los espacios habitables, sino también nuestro hogar colectivo - la Tierra - y finalmente, la chispa microcosmica que habita en el alma del ser humano. Sin duda, su estudio nos puede ayudar a recuperar la gran matriz de sabiduría ancestral para entender empíricamente esa otra definición más poética y esotérica de astrogeomancia: el antiguo arte y ciencia espiritual para la armonización y alineación de la Tierra y el Cielo.
Cursos de Iniciación a la Astrogeomancia Aplicada
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